#67 La llamada de Sion

Desperté en Israel

.Estoy de pie, ante un gran templo blanco y semitransparente, situado en medio de un campo de trigo de un dorado cegador.

Todos los presentes estamos vestidos de blanco

El poder de este lugar se siente muy fuerte y resulta embriagador.
Me siento inmersa en una realidad liquida, de colores muy limpios, luminosos e intensos. Y el aire huele a mirra.

Sabia que había realizado una larga peregrinación a pie para llegar ahí junto con otros seres, hermanos míos, juntos como una unidad, como un racimo de almas de la gran vid.

Este era el lugar escogido para nuestra muerte.
Pero estábamos felices de morir de ahí y de esa forma como ofrenda para para lo mas alto.

También habíamos realizado un largo ayuno, sin embargo no teníamos hambre ni sed, nuestro espíritu y convicción nos mantenía sanos y alegres. Nos anunciaron que podíamos tomar nuestra ultima comida y bebida antes de la ceremonia y podíamos escoger que tomar para llevar a nuestro viaje.

Yo escogí unas espigas de trigo del mismo lugar y se las lleve a un Maestro que estaba parado en medio del campo  para que las sacudiera en una especie de artefacto que tenia que separaba la paja del trigo.

Me saludo y recibió el trigo muy ceremoniosa mente. Lo tomo en sus manos, lo puso en el artefacto y lo transformo en una gran GoldenBerry del porte de una manzana. Yo sonreí y apluadi como un niño que ve un acto de magia. Recupere la compostura, le di las gracias y la recibí. Al probar el fruto, solo pude dar una mordida porque el dulzor me arrebato  y me llevo a un estado de éxtasis supremo.

En ese instante supe que todo estaba hecho y que ya no necesitaba nada mas.

El Maestro sonrió.

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